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lunes, 13 de agosto de 2012

¡Hasta cuando!

Antes de la lectura:

Este tema fue propuesto por un colistero en una lista de distribución de correo alojada en los servidores de Yahoo llamada “Ciberchilenos”.

Redacté una respuesta a una serie de temáticas planteadas a lo largo de un hilo de mails que lleva por título “¿Hasta cuándo!”, que hasta ese momento contaba con 15 de ellos y, al ser dicho escrito un fiel parámetro de mi opinión personal respecto a dichos temas quiero publicarlo aquí para compartirlo con ustedes.

Se toca un poco de todo, los estudiantes, las marchas, la ley 19284 y 20422, nuestro papel como actores dentro de estos escenarios y sobre todo en los marcos de las leyes de integración, inclusión y no discriminación.

Sin más pasemos al texto íntegro de la respuesta y, el contexto creo lo descubrirán al leerlo.

Opinión personal:

Interesante temática.

Si bien a muchos nos ha interesado más tarde o más temprano es un tema en que hay mucho por hacer y en él que se mete finalmente termina corriendo con colores e intereses propios.

Las leyes de integración e inclusión y ahora la nueva de antidiscriminación aún están en pañales y donde más se han visto avances es en educación, aunque si los ponderamos a nivel internacional son risibles y nadie las respeta si no se les pone la pistola al cuello y, ahí está el problema, que no hay forma de poner la pistola al cuello a nadie.

¿Qué el movimiento estudiantil se distorsionó?

Efectivamente, se politizó y ahora la masa en lugar de seguir a líderes con ideales sociales sigue a personas con banderas y agendas políticas.

¿Qué la violencia está instaurada en las marchas?

Sí, pero el determinar si la responsabilidad es de la masa estudiantil por continuar siguiendo a líderes que los usan sin importarles (por qué darse cuenta se dan), si la culpa es de los líderes por fijarse metas en cuyos objetivos es indiferente a quien tengan que usar o las cosas que tengan que dejar pasar para llamar la atención, si la culpa es de los encapuchados por ser disruptivos, anárquicos y atentar contra la sociedad que vive en un sistema que no los representa; si la culpa es de carabineros por no tener ni la experticia, ni la capacidad, ni el interés de atrapar a los encapuchados disruptivos y prefieren irse por lo más fácil atacando familias, niños, jóvenes que protestan pacíficamente o personas que eran simples espectadores y todo porque es menos riesgoso que atrapar al encapuchado que se defenderá; si la culpa es de las autoridades que atan las mano de las fuerzas del orden público con leyes que protegen a los antisociales y, al mismo tiempo les ordenan reprimir situaciones de descontento social pero sin dañar al pobrecito antisocial pues vulneran sus derechos humanos (seguramente los chivos expiatorios que pagan los platos rotos en lugar de los capuchas son chanchos o perros y no personas) nos topamos con lo mismo que ya comentaba en los primeros párrafos.

¿Cómo atribuir responsabilidades?

¿Cómo poner la pistola al cuello para que se respeten las leyes?

¿Cómo hacer que dichas leyes sean justas y contextualizadas a la realidad?

A lo largo de este hilo de mensajes han tocado muchas temáticas pero, la idea central en todas ellas es la misma, el sentimiento de descontento que mueve a las personas, a los estudiantes transformados en masa, a los encapuchados con su antisistemismo, a los carabineros con sus manos atadas y su desidia al momento de escoger entre hacer lo correcto o hacer lo que les reportará menos problemas, de los gobernantes que hacen leyes contradictorias, demagógicas orientadas a no quedar mal con nadie y llenas de vacíos y ambigüedad… Ojo que no hablo de partidos, ni de tendencias, ni de colores o banderas. Ni si quiera tomo partido por los estudiantes, ni por la autoridad, ni por los carabineros, ni por nadie pues, si tenemos la altura de miras para colocarnos en la perspectiva de cada uno todos tienen sus motivos, sus necesidades, sus justificaciones que pueden ser legítimas o no, pero que a sus ojos son importantes y validan lo que hacen.

¿El problema?

Que nadie se escucha, nadie se respeta y, a la hora de hacer respetar la ley que se hizo para regular todos estos intríngulis sociales, políticos y legales o son ambiguas, o son desfasadas, o están tan llenas de agujeros que si fueran un colador ni tallarines podríamos hacer con él pues se filtrarían a través de los rotos en la malla y, como la gente no es tonta (como muchos parecen pensar) como las personas ya están tan cansadas y aburridas se las pasan por salva sea la parte alegremente y siguen a lo suyo.

Aterricemos el tema en algo que a todos nos atañe y que en mayor o menor medida conocemos, las leyes 19284 y 20422.

Alguien recuerda hace algunos años (no recuerdo si 5 o 7 ya) cuando se discutían ¿las modificaciones de la ley 19284 que finalmente desembocó en la ley 20422?

Recuerdo un memorable episodio en el ex congreso nacional. Había un borrador de la propuesta de nueva ley y se realizó un foro público para presentarlo y discutirlo. Como siempre el despotismo ilustrado en acción, o sea, “todo para el discapacitadito pero sin el discapacitadito” estaba presente.
Autoridades, ministros, políticos, hasta la directiva del FONADIS (Ups perdón) SENADIS y, por supuesto, los invitados de honor, o sea supuestamente nosotros.

¡Y ahí comenzó el circo señores!

A una persona con discapacidad se le ocurrió la peregrina idea de sentarse en las primeras filas, era una chica ciega para más señas a quien conozco pero por respeto no daré su nombre. ¿

¿Qué pasó?

Pues que una funcionaria del FONADIS (Ups perdón) quise decir SENADIS (de veras que el cambio de sigla fue un giro significativo en la institución XDDDDD) se acercó y, muy disimuladamente (como ya captaron que esto va en tono irónico imagínesela hablando en voz alta y con un tono nasal y chillón) la trató de echar sin miramientos diciendo que “ese no era un lugar para ella”, “que como se le ocurría sentarse en las primeras filas si ella no era nadie”, “que esos eran los asientos de las autoridades”, etc, etc, etc.

Para no aburrirlos resumir que esta mujer y su acompañante se acomodaron en otro lado pero igual en las filas de delante (no sin antes discutir claro) y se quedaron allí.

¿Alguien conoce el salón de actos del ex congreso?

Sabrán que está dispuesto en forma de anfiteatro con gradas que llevan hasta el podio y, que los accesos al salón son mediante escalones. Pues que resulta que cuando comenzaron a llegar personas en sillas de ruedas y con aparatos ortopédicos varios se dieron cuenta recién los geniales organizadores que no habían rampas (si son unos genios) por lo cual el ingreso de dichas personas no fue muy digno. Luego las personas sordas que, al comenzar los discursos no captaban ni la mitad pues no tenían intérprete de señas. Afortunadamente ni idea de donde salió uno, pero finalmente llegó. No sé si atrasado, del mismo público, pagado o voluntario, ni idea, pero llegó.

Luego el material. Una tabla comparativa entre los puntos más importantes de la vieja ley (a la izquierda) y la nueva (a la derecha)

¿Creen que había material en Braille para las personas ciegas?

¿Qué había un formato digital que pudiera ser leído con los aún no muy populares Notebooks?

¿Qué había un tradicional Casete o algún más moderno CD con el material grabado?

Pues han acertado, la respuesta es no.

Hasta Tal fue el punto que ni las personas sin capacidades diferentes (pues recordemos que ahora la palabra discapacidad es fea y hay que hablar de capacidades diferentes) estaban desorientados.

Mencionar a modo de anécdota que cuando fui al baño con mi cuñado (que no es ciego y en ese momento aún no era mi cuñado) entramos, hicimos nuestras necesidades y, cuando salimos de los cubículos a lavarnos las manos y vimos a una señorita haciendo lo mismo nos dimos cuenta de que ese no era el baño de hombres, si no el de mujeres.

Naturalmente me mofé de mi cuñado hasta el día de hoy, pero la verdad es que el rótulo del baño que había en la puerta era minúsculo, hasta tal punto que ni las personas sin discapacidad sensorial visual (pues al paso que vamos será feo hasta decir ciego) se lo pasaban por alto.

Y, finalmente la guinda de la torta pues, no era suficiente que los organizadores del evento se las hubieran arreglado para ofender y discriminar a todos y cada unos de los representantes de las diversas discapacidades (perdón, capacidades diferentes) que había en la sala, si no que nuestro querido colectivo también se las arregló para marcar sus goles en este reñido partido en que estaba en juego ni más ni menos que la copa olímpica de la necedad.

Pues sin entrar en detalles pues esto ya se ha alargado mucho algunos, por no decir la mayoría, de representantes de instituciones de o por o para discapacitados (en esa época aún éramos discapacitados así que no ofendo a nadie usando la palabra XD) se ponían a discutir o exponer cosas domésticas sobre sus instituciones o sus vidas.

“Qué mi directiva…”
“Que la otra institución de tal discapacidad de mi ciudad nos tiene mala porque…”
“Qué FONADIS (ahí aún era FONADIS) nunca nos ha proporcionado ayudas técnicas…”

ETC. ETC. ETC. Cosas que en forma individual eran verdad, que en el contexto adecuado eran importantes pero, que no tenían absolutamente ningún sentido estando ahí pues lo que se discutía era la modificación de una ley, no si pepito o juanito se llevaban mal en la directiva de la institución “x” o, si a dieguito le había llegado su ayuda técnica o no.

¿Nadie estaba interesado en la ley?

¿A nadie le interesaba el tema de la discapacidad?

¿A nadie le interesaban los discapacitados presentes?

¿Les daba lo mismo que la nueva ley tuviera sentido o no a los discapacitados presentes?

Muchas preguntas, pero la verdad es que a todas ellas la respuesta es no, a la gente si le importaba la ley, si querían que se hiciera un nuevo documento coherente y que beneficiara a la mayoría y, por mucho que me colmen la paciencia estoy seguro que los chicos geniales de FONADIS no tenían como meta el discriminar a nadie (o eso espero) pero el problema es el que ya les dije.

Nadie se escucha, nadie se pone en el lugar del otro, a nadie se le ocurren las cosas hasta que no le pasen en carne propia, ni si quiera aunque tenga un mamotreto de no sé cuantas páginas delante de las narices cuyo análisis y modificación eran, precisamente el objetivo de la reunión y que decía, en letra muerta claro, como se debía hacer correctamente lo que estaban haciendo mal justamente en ese instante.

A todos nos importa en primer lugar nuestra agenda, nuestros problemas, nuestras necesidades y, luego de ello vienen las de los demás.

Aunque esa reunión pareció más una rutina del Indio y el Flaco que una reunión seria es un reflejo de lo que pasa con nuestra sociedad en general, con nuestro colectivo en particular y lo que debemos tener claro antes de tirarnos a la piscina pues nos podemos ahogar sin si quiera darnos cuenta.

Lo más triste es que, si nos ahogamos en esta piscina no moriremos, si no que quedaremos sumergidos todo el tiempo bajo las aguas del no escuchar, del no ponerse en el lugar del otro, del seguir intereses propios pasando por encima de los demás.

La idea es aprender a nadar y tener la cabeza siempre fuera del agua.

No quiero que se me mal entienda, el seguir los sueños y proyectos propios no es malo, pero cuando se trabaja en instituciones sociales que teóricamente benefician a terceros hay que nadar con mucho cuidado pues, si se nos queda la cabeza bajo el agua jugaremos solo por nosotros y perjudicaremos a mucha gente.

Los que hallamos optado por vivir vidas más tranquilas, con objetivos personales alejados de lo social podemos darnos el lujo de meter la cabeza bajo el agua, incluso de bucear, pero los líderes no y, lamentablemente en las instituciones de, por o para ciegos veo que eso pasa siempre tarde o temprano.

No mencionaré a ninguna pues ustedes ya lo han hecho, ni me referiré al C5 pues es un chiste y muy malo por cierto, pero los que Allan formado parte de alguna organización de éstas se que le encontrarán algún sentido a mis palabras. Ahora que estén o no de acuerdo con ellas es harina de otro costal y es lo formidable de estos medios de comunicación, que las ideas se pueden compartir y discutir.


A sí que aquí estamos (los que Allan tenido paciencia para leer todas estas líneas) viendo como al igual que en el resto de la sociedad el descontento también está instaurado en nuestro colectivo. Por lo menos este sentimiento es democrático y no discrimina pues nos incluye en una tendencia que afecta a toda nuestra sociedad, pero que debemos saber enfrentar.

Me agrada ver que estas cosas, sobre todo para los miembros más actuales de nuestra comunidad (quería decir jóvenes pero si lo digo asumiré que yo soy viejo y como no lo soy no lo diré XDDD) se lo toman en serio.

Pero ¿Cómo enfrentarlo de forma adecuada?

Informándose chicos. No hablen de la ley 19284 ni de la ley 20422. Descárguenlas y léanlas atentamente pues ambas están en internet en formato PDF accesible y en 40 minutos están leídas cada una. Empodérense de ellas (aprovechemos el concepto ya que está de moda) y discútanla entre ustedes. Compréndanla y, cuando sean víctimas de discriminación o no se les den las oportunidades que se han ganado según sus habilidades y necesidades utilícenlas en sus argumentos. La ley de integración de las personas con discapacidad, la ley de inclusión social y la ley antidiscriminación son letra muerta si no somos nosotros quienes las hacemos valer.

Y ya, me dejo de desvariar pues 7 páginas de Word para una opinión en un hilo de mails es mucho.

Un abrazo y espero no haber aburrido a nadie.


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Rodrigo A. Leuthner romero

11 de Agosto de 2012
San Fernando, Chile.

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